BOGOTA, 1 (ANSA)- El gobierno de Colombia evalúa llevar al
seno de Naciones Unidas el caso de las presuntas violaciones a
los derechos humanos en la frontera con Venezuela, en un nuevo
intento por mantener latente entre la comunidad internacional lo
que ocurre con miles de deportados y expulsado del país vecino. Así lo manifestó la canciller colombiana, María Angela
Holguín, quien precisó que la instancia a donde eventualmente se
llevaría el caso es el Consejo de Derechos Humanos. "Estamos viendo si en el Consejo de Derechos Humanos, yo si
creo que esto hay que llevarlo, independientemente de que se
haga una reunión bilateral (entre presidentes, ndr), es una
situación humanitaria que no se puede dejar así", manifestó la
jefa de la diplomacia colombiana. Bogotá encajó en la víspera una derrota diplomática al
intentar que la Organización de Estados Americanos (OEA) citara
a los cancilleres del continente a debatir sobre la expulsión
masiva de colombianos asentados en la zona de frontera con
Venezuela. Un nuevo espacio para dicho debate sería eventualmente
Unasur, un lugar en el que Venezuela se siente todavía más
cómoda, y del que Bogotá parece desistir para evitar una nueva
derrota, por lo que la ONU surge como alternativa, con riesgo
evidente que el caso tampoco prospere en esa instancia
internacional. "Nosotros no estamos viendo mucha necesidad de ir a Unasur",
apuntó la diplomática, que recordó que la cita en esa instancia
estaba planeada para esta semana, pero Venezuela se excusó de
asistir porque su presidente y canciller estaban en un viaje por
Asia. La Canciller colombiana lamentó que la OEA no haya abierto la
posibilidad de que los cancilleres de la región pudieran conocer
de un tema de derechos humanos. "No estaba pidiendo votación sobre una resolución en contra,
era tan solo oír sobre una situación humanitaria, que no era una
cosa extraordinaria, pero nos dimos cuenta que ni siquiera para
eso los cancilleres de la OEA se pueden reunir", se lamentó la
ministra de Exteriores en dialogo con Caracol Radio. Consultada si sentía que tanto ella como el país estaban
solos en el continente, la Canciller dijo que "sí", al lamentar
que muchos de sus pares regionales la llamaron a manifestarle
repudio por lo ocurrido y pedirle que no avivara el debate sobre
el tema. "Ayer tuve muchas discusiones con varios cancilleres que
dicen sí terrible lo que esta pasando, las imágenes son
terribles, pero eso es mejor que no haya un debate así, entonces
aquí se violan los derechos humanos y nada pasa, si me pregunta
si me siendo sola, debo decir que sí", se quejó la Canciller. Holguín sostuvo que era normal que los países amigos de
Venezuela se opusieran a la reunión de cancilleres, al tiempo
que lamentó la actitud de Panamá que -según dijo- se había
prometido respaldar a Bogotá en la OEA y al final cambio el voto
por una abstención y un llamado a ser garante de un dialogo de
los dos países, en una actitud poco común de su diplomacia. "Sí, teníamos contabilizados a Panamá, habían hecho un
comunicado, su Canciller me había dicho que estaban apoyando,
que estaba aterrada de lo que estaba pasando", relató la
ministra, quien agregó: "pero cuando decidieron ser mediadores y
abstenerse fue lo duro de la tarde", en alusión a la votación en
la OEA. La Cancillería panameña emitió en la víspera, una vez
concluida la reunión de la OEA, un comunicado en el que defendía
su posición, al asegurar que le preocupaba la división en el
seno del organismo internacional y que en razón de ello optó por
el "consenso". "En ese contexto una división de la OEA podría perjudicar la
oportunidad real de reducir con mayor brevedad las tensiones.
Panamá reitera su llamado al diálogo para la solución pacífica
del conflicto fronterizo y humanitario, poniendo especial
atención al bienestar de las personas afectadas", dijo el
mensaje panameño. Holguín afirmó que Bogotá no va a cambiar "la postura que
tenemos con Venezuela", y advirtió que no quiere ser la
"disculpa" para que se suspendan las elecciones de noviembre
próximo en esa nación. Agregó que existe la posibilidad de una reunión entre los
presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, de Colombia y
Venezuela, respectivamente. Entre tanto, el mandatario local sostenía reuniones este
martes con sectores políticos del país, algunos de los cuales le
pidieron abandonar Unasur y romper relaciones diplomáticas con
Venezuela. Colombia y Venezuela atraviesan por una nueva crisis
diplomática a raíz del cierre de la frontera común por orden de
Caracas y la salida de miles de colombianos de la zona
limítrofe, lo que llevó al llamado de sus respectivos
embajadores.
YK7-ADG/MRZ
01/09/2015 20:33
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