(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 17 FEB - Ciudad Juárez, visitada
hoy por el papa Francisco en la última escala de su primera
visita pastoral a México, es una urbe que resurgió de las
cenizas y del abismo en que se vio sumida hasta hace cinco años,
cuando fue catalogada como la "más peligrosa del mundo". Con una tasa de homicidios de 230 por cada 100.000 habitantes
apenas en 2010, en 2015 la tasa cayó menos de una décima parte,
unos 21 asesinatos por cada 100.000 habitantes, lo que de
inmediato cambió el rostro de la por mucho tiempo pujante urbe. Los restaurantes volvieron a abrir sus puertas, los tiroteos
cesaron, los turistas estadounidenses volvieron a llenar las
calles quedándose incluso a cenar y hasta a pasar la noche ahora
sobre todo atraídos por la fuerte devaluación de la moneda
mexicana. Ahora que lo peor ha pasado, Juárez mira al futuro y busca
resolver problemas de siempre como la desigualdad social y la
ola migratoria de quienes tratan desesperadamente de llegar a
Estados Unidos pero suelen ser deportados casi siempre. Lo que ahora hace falta es "que no hablen más de la Juárez
de antes, sino que difundan la Juárez de ahora, no la de hace 10
años", afirma Pedro Martínez, ingeniero encargado de la
construcción del escenario donde Francisco ofició su esperada
"misa binacional" ante unos 250.000 personas. El padre Javier Calvillo, que dirige un refugio para
migrantes, dijo que la visita de Francisco representa "un
momento especial" para la ciudad, que permitirá abordar "los
problemas de Juárez de raíz". "Las mujeres que quedaron viudas, los niños que quedaron
huérfanos de papá o mamá. Los jóvenes que quedaron traumados. La
gente que fue testigo o que experimentó un secuestro, o que
vieron ejecuciones" todavía sufren las secuelas de los años más
duros en que se enseñoreó la violencia en la martirizada ciudad. "Todo esto no se puede cambia ni se puede borrar de una
mente, ni de un corazón en cinco años", afirmó el sacerdote.
MRM-ADG/MRZ
17/02/2016 21:48
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