Por Francisco Forteza
(ANSA)- LA HABANA, 31 MAR - Los habaneros aún quedan
cautivados cuando ven cada semana en su bahía el enorme barco
italiano MSC Opera, pero el "impacto" real de los cruceros que
arriban con más frecuencia es en la economía nacional. El MSC Opera, que hizo su primera "parada" en La Habana en
diciembre de 2015, es el más grande barco de su perfil que
arribó a la capital cubana. Tiene 59 mil toneladas de
desplazamiento y capacidad para 2.600 pasajeros, 251,25 metros
de eslora (largo), 28,80 metros de manga (ancho) y un calado de
6,60 metros.
La impresión de "la primera vez" de los habaneros, y de los
cubanos al ver este buque gigante lanzado al agua en 2004 en los
astilleros Chantiers de l'Atlantique en Saint-Nazaire, Francia,
no durarán mucho tiempo a causa probablemente de la "costumbre"
con la que pronto observarán, quizá día a día, como entran
grandes cruceros a sus puertos. La MSC Crociere, firma italo-suiza fundada en 1987 por el
sorrentino Gianluigi Aponte es la cuarta mayor operadora de
cruceros en el mundo y la segunda en Europa, sólo superada por
Carnival Corporation & PLC, Royal Caribbean Cruises Ltd. y
Norwegian-Star Cruises.
El verdadero impacto de la empresa dueña del Opera en Cuba es
que prácticamente abrió el camino de una competencia que se
torna poco a poco en "dura", y que puede situar a este país en
el camino de otros enormes buques repletos de pasajeros. Un catalizador de los cruceros con proa a Cuba es el
"deshielo" con Estados Unidos. En ese contexto, la compañía de
Phantom, del grupo estadounidense Carnival, ya anunció un primer
viaje a La Habana el 1 de mayo próximo. Tras esa primera
llegada, sus barcos vendrán desde Miami, Florida, cada semana
con escalas en varios puertos cubanos. Aunque aún no se ha confirmado, el buque de Phantom que
"hará" esos viajes será el Adonia 1 con capacidad para 704
pasajeros. Según estadísticas oficiales cubanas, este país
ganará cada año más de 10 millones de dólares, si acaban las
restricciones que aplica aún el embargo estadounidense sobre la
economía nacional y que daña también al turismo. No obstante, es visible que en el plano turístico tales
prohibiciones están cayendo poco a poco. No solo "se habla" de
que el movimiento de ferrys entre ambos países estaría por
restaurarse. Datos más concretas son los anuncios de llegadas de
buques de recreo, y en el campo del transporte en general el
acuerdo que tienen ya Cuba y Estados Unidos de establecimiento
de rutas aéreas regulares entre los dos países.
El efecto "crucero" más los viajes aéreos podrían "disparar"
el número de turistas extranjeros que visitan la isla cada año y
que ya fue en 2015, por vez primera, de tres millones y medio.
Los nuevos tratados, las estadísticas, e incluso los planes de
desarrollo parecen confirmar el puesto que ya se le atribuye
nuevamente a la industria del ocio cubana como "motor de la
economía nacional" y que según algunos expertos podría atender
en un futuro a seis millones de turistas, si logra resolver sus
problemas de infraestructura, aún agudos. Hasta 2030 las autoridades del sector ya anunciaron un
programa de construcción hotelera, una expansión del uso de las
nuevas tecnologías y más ofertas de áreas de buceo y la náutica,
del turismo de eventos e incentivos, de naturaleza, de salud, de
recorridos y circuitos, cultural y el impulso de programas
inmobiliarios vinculados a campos de golf.
BY2/ACZ
31/03/2016 16:31
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