Por Francisco Forteza
(ANSA) - LA HABANA, 29 FEB - La visita del presidente de
Estados Unidos a Cuba, Barack Obama, será un indudable clímax
histórico del "deshielo" bilateral que trata de mantener su
rumbo pese a antagonismos, como el embargo y los derechos
humanos. El bloqueo, tal como describen esa acción de cerca de 60 años
en Cuba, es el principal escollo que impide la expansión de un
comercio "normal" con Estados Unidos y del propio proceso de
"normalización" de relaciones.
La cancillería cubana divulgó la aplicación de una nueva
multa de Washington por violar las leyes de embargo esta vez a
la compañía Halliburton con un monto de 304.706 dólares. Aseguró
que esta nueva sanción constituye la tercera en lo que va de
2016. La más reciente fue la impuesta a la compañía francesa CGG
Services S.A. Pero no se espera entre analistas en ambos países que el
embargo se interponga de alguna manera a la visita de Obama los
días 21 y 22 de marzo a La Habana. El presidente ha dejado claro
que desea eliminar esa medida que ha definido como fracasada en
cuanto a "modificar" el sistema cubano.
Los derechos humanos son harina de otro costal.
Aunque tampoco se prevé que este tema vaya a frustrar la
estancia histórica del primer mandatario estadounidense que
viene a Cuba en casi 90 años, es claramente en el que guardan
más distancias ideológicas los dos gobiernos en diálogo.
Al anunciarse la visita de Obama, Josefina Vidal, la
principal negociadora cubana del "deshielo" y directora general
de Estados Unidos de la cancillería del país, dejó claro que no
hay asuntos "tabúes" en la agenda bilateral y que su gobierno
"tiene criterios sólidos" respecto a la esfera. En Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos,
John Kerry, anunció que viajará "pronto" a Cuba para "potenciar"
el diálogo sobre derechos humanos mientras sufre una lluvia de
acusaciones por parte de congresistas republicanos nacidos en
Cuba con respecto a esos derechos.
Esos críticos son partidarios de que Estados Unidos mantenga
el embargo y que tome medidas como las que caracterizaron el
largo conflicto de medio siglo sostenido con Cuba de exigencias
y acciones directas para obtener cambios, política señalada como
agresivas y de violaciones de la soberanía nacional por las
autoridades isleñas. Una base sólida del diálogo admitida por ambas partes es que
estas negociaciones avancen sin transgresiones soberanas mutuas
y en pie de igualdad. Pero ni Estados Unidos ha retirado su fin
de conseguir cambios en el sistema cubano, ni Cuba ha
retrocedido en subrayar que no hará transformaciones bajo
exigencias externas especialmente las que haga el "antiguo"
enemigo. Sobre los derechos civiles y políticos, el antagonismo está
intacto. Opositores cubanos tradicionalmente apoyados por
Washington, aunque actualmente difieren con Obama en torno al
deshielo, siguen denunciando arrestos en la isla por motivos
políticos. Uno de sus grupos ilegales ante la ley cubana divulgó
en las últimas horas que ocurrieron 1.414 de esas detenciones en
enero pasado. Su comunicado fue publicado por la prensa hispana
en Estados Unidos.
En Cuba, como es visible en la prensa estatal, se sigue
acusando a Estados Unidos de violaciones de derechos civiles
internas y de intervenciones diversas en otros países y
regiones.
BY2/MRZ
29/02/2016 17:41
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