Por Oscar Escamilla
BOGOTA, 17 (ANSA)- El 30 por ciento de las fincas productoras
de café en Colombia son propiedad de mujeres, muchas de las
cuales se dedican al cultivo de variedades especiales del grano,
que es la tendencia mundial en los mercados y entre los
consumidores. De acuerdo con cifras de la Federación Nacional de Cafeteros,
el ente que rige los destinos de los cultivadores del grano en
el país, el total de mujeres productoras es de 161.336, es decir
el 28,2 por ciento, frente a los 391.374 hombres dedicados al
oficio. La incursión de las mujeres en el universo local cafetero ha
tomado dimensiones importantes en los últimos años, pues pasaron
de ser las recolectoras del grano o de estar dedicadas a labores
domésticas en las fincas, a ser propietarias, con conocimientos
plenos de la cadena de producción. Brigitte Melo es un ejemplo del perfil de las nuevas
productoras de café en el país, pues además de ser madre y
esposa, es propietaria junto con su hermana de una finca
cafetera en la población de Viotá, a 86 kilómetros al sur de
Bogotá, en la que produce 1.500 kilos del grano, todos de
variedades especiales. Brigitte fue la primera mujer es su municipio en rebelarse
ante la hegemonía masculina de la producción y en convertirse en
cultivadora y propietaria de un finca cafetera. Ella y su hermana empezaron hace 10 años, en un pequeño lote
que les cedió su padre, también caficultor, mediante la siembra
de arbustos y de su venta obtuvieron el dinero para comprar su
propia finca. Brigitte describió para ANSA el café que produce como “de un
tipo de acidez media alta, con cuerpo medio, muy aromático, con
notas acarameladas, de frutos rojos, de vainilla“. Ese tipo de cafés, que es diferencial, es la tendencia en la
caficultura colombiana, que cada vez más le apuesta a variedades
distintas, sin abandonar la suavidad que es la característica
principal del grano local y que es la razón de su fama
internacional. Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de
Cafeteros, dijo que los cálculos es que el 35 por ciento de la
producción anual del país, que este año va a superar los 11
millones de sacos de 60 kilos cada uno, corresponde a cafés
especiales. Vélez sostiene que el país está en un proceso de cambio
cultural respecto al reconocimiento de las variedades del café,
algo similar a lo que sucede con los vinos, que por su
consistencia, sabor y cuerpo, son diferenciales entre los
consumidores, con lo que los precios varían. En ese esquema de cambio y de avance de los cafés especiales
en Colombia, las mujeres cada vez más juegan un papel
preponderante, según explicó Vélez, en el marco de la octava
feria internacional de Cafés Especiales, que se realiza en
Bogotá y que este año trajo al país a delegadas de 23 países. "Se han venido desarrollando asociaciones de mujeres
productoras de cafés especiales y han sido muy exitosas",
aseguró el dirigente gremial, quien destacó la laboriosidad y el
empeño que le introducen la mujeres a la producción del grano. Sin embargo, quien tiene una mejor descripción de la labor de
la mujeres cultivadoras es Mery Santos, directora de la Alianza
Internacional de Mujeres en Café (IWCA, por su sigla en inglés),
que le dijo a ANSA que el nivele detalle y la paciencia,
caracterizan la caficultoras en todos los países donde se
produce el grano. "Las mujeres por tener manos más pequeñas, tienen mejor
manejo para sembrar, cuando se está recolectado el café la mujer
es más detallista, tiene más paciencia, recoge la cerezas más
maduras, lo que afecta directamente la calidad de la taza",
precisó Santos. "Donde más se nota la diferencia es en la paciencia que
tenemos en comparación con los hombres, como cabezas de familia
podemos manejar diferentes situaciones, pero después de todo es
ese corazón y ese amor lo que nos diferencia", agregó Santos en
diálogo con ANSA. La dirigente sostuvo que el papel de la IWCA es el de
"empoderar" a las mujeres que se dedican a este cultivo, al
señalar que en muchos países productores las mujeres carecen de
recursos o dificultades para el acceso a la educación, lo que
las pone en desventaja frente a los caficultores hombres. En ese sentido, destacó el trabajo que las asociaciones de
mujeres cultivadoras adelantan en Costa Rica, Brasil, Colombia,
Tanzania y Burundi, donde la caficultura les ha cedido mayor
espacio. "En la industria cafetera antes no hablábamos de mujer y
café, estaban ahí, era como una revolución silenciosa, su papel
no era reconocido, pero eso está cambiando, no solo en lo
social, sino también en el gobierno, lo vemos aquí en Colombia
donde se han tomado decisiones que afectan a la mujer cafetera y
eso es un impulso grande que hay que reconocerlo", afirmó
Santos. Por su parte, Brigitte le dijo a ANSA que su trabajo como
cultivadora de café se diferencia de una campesina en que "lo
mío es un proyecto de vida, porque producir café me da autonomía
y pasión".
YK7-ADG/MRZ
17/10/2015 20:07
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