Por Oscar Escamilla
BOGOTA, 8 (ANSA)- El cierre de un nuevo tramo de la frontera
decidido por Caracas, donde el estado de Zulia colinda con La
Guajira, disparó las alarmas en Colombia, debido a los graves
problemas económicos, sociales y hasta climáticos que se
presentan en esa zona del país. La decisión de clausurar ese paso limítrofe lo ordenó la
noche del lunes el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien
además decretó el estado e excepción en tres municipios de la
zona, bajo el mismo argumento con el que decidió el pasado 19 de
agosto cerrar la frontera en el estado de Táchira: ponerle fin a
la violencia generada desde Colombia y frenar el contrabando. "He decidido, luego de un diagnóstico exacto para construir
la nueva frontera, proceder al cierre del paso fronterizo de
Paraguachón, en el estado Zulia, para seguir avanzando con la
liberación de delitos criminales, paramilitares,
contrabandistas", anunció Maduro, quien además ordenó el
traslado de 3.000 militares a la zona. A diferencia de Cúcuta, fronteriza con el Táchira, del lado
de La Guajira no hay una ciudad capaz de soportar la eventual
llegada masiva de expulsados del país vecino, pues tan solo se
cuenta con dos municipios sumidos en la pobreza y acosados por
un verano intenso, ya que desde hace un año no llueve en la
región. Se trata de 294 kilómetros en uno de los departamentos más
ricos de Colombia, en materia mineral, pero con altos niveles de
pobreza, atraso en infraestructura, sin industrias, en donde
llueve dos veces al año y un sitio en el que el contrabando es
una costumbre ancestral. Es, además, uno de los departamentos con el mayor número de
niños fallecidos por desnutrición, 294 en los últimos ocho años,
según datos oficiales, aunque se cree que la cifra real sería
cercana a los 500 menores.
Todo esto sumado al hecho de que ese cruce del lado
colombiano depende económicamente del intercambio comercial
propio de los sitios de frontera. En ese espacio del territorio colombiano vive una de las
etnias indígenas más grandes del país, los Wayúu, quienes no
conocen de fronteras, pues conviven por igual de ambos lados del
paso fronterizo y se mueven en la zona sin permisos
gubernamentales. Pese a que Maduro advirtió que la medida de cierre no iba a
afectar a los Wayúu, el gobernador de La Guajira, José María
Ballesteros, aseguró que desde esta mañana "la frontera está
totalmente cerrada", sin derecho a paso para nadie del lado
venezolano. "Esto nos perjudica aquí en La Guajira, espero poder hablar
con el Presidente (Juan Manuel Santos, ndr), porque en estos
momentos con toda la problemática que tiene el departamento de
sequía, de desnutrición, y ahora con este problema del
combustible, vamos atener muchos problemas sociales", advirtió
Ballesteros. El mandatario regional le pidió a los dos mandatarios ponerle
fin a la crisis, ante los estragos que el cierre indefinido
podía causar en los municipios de Paraguachón y Maicao, próximos
a la línea limítrofe. Ballesteros reconoció, en diálogo con radios locales, que el
contrabando de mercancías, alimentos y combustibles es común y
extendido, en una región que carece de infraestructura comercial
y empresarial, que ofrezca alternativas laborales a los
habitantes de la zona. El gobernador dijo que por la frontera de Paraguachón se
movilizan a diario más de 1.000 personas, y muchos más por lo
pasos improvisados en zonas desérticas, por los que las
autoridades de las dos naciones no ejercen control. Por ahora nadie del gobierno colombiano, salvo el ministro
del Interior, Juan Fernando Cristo, se ha manifestado respecto
del nuevo cierre en la frontera, al decir que se trata de una
equivocación de Caracas. "Es equivocada la actitud del gobierno venezolano que piensa
que cerrando la frontera de Paraguachón, que cerrando los
puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander se va a
mejorar esta situación de frontera", lamentó Cristo. El ministro desaprobó el lenguaje utilizado por Maduro para
referirse al presidente, a la prensa local, a la canciller y en
general a la crisis diplomática entre los dos países. "Con declaraciones y decisiones como las que anoche tomó el
presidente Maduro, que ofenden la dignidad del pueblo
colombiano, se dificulta ese diálogo y pareciera no existir un
real interés del gobierno venezolano en solucionar la crisis",
advirtió Cristo. Pese a que el mandatario venezolano insiste en un diálogo
directo con Santos, quien también está dispuesto a conversar
pero bajo el cumplimiento por parte de Caracas tres condiciones,
las señales evidencian que esa posibilidad se aleja, pese a la
intermediación de países como Brasil, Argentina y Uruguay. Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la
Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) un total de 1.467
colombianos han sido deportados de Venezuela y 18.619 más
abandonaron esa nación, en su mayoría por Cúcuta y como
consecuencia de la crisis diplomática entre los dos países.
YK7-ADG/MRZ
08/09/2015 20:34
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