Por Margarita Bastías
SANTIAGO DE CHILE, 24 (ANSA)- El historiador y periodista
español Mario Amorós recomendó "prudencia" y esperar unos meses
más para conocer la causa exacta de la muerte del poeta chileno
Pablo Neruda, ocurrida 12 días después del golpe de estado de
septiembre de 1973. Luego de cuatro años y medio de investigación, el escritor
lanzó hoy en Chile la última biografía del vate, "Neruda, el
príncipe de los poetas", que recoge documentos inéditos sobre la
vida del autor de "Veinte Poemas de Amor".
Pese a la rigurosidad y profundidad de la investigación, el
biógrafo no llegó a la convicción de si el poeta murió por el
cáncer a la próstata que le aquejaba o hubo intervención de
terceros.
En un encuentro con la prensa internacional en la casa de
Michoacán, la residencia más desconocida del poeta en Santiago
donde vivió con la "Hormiguita", su esposa argentina Delia del
Carril, Amorós señaló que si se comprobara la participación de
terceras personas, "sería horrible, tenía 69 años y muchos
planes para el futuro". Como ejemplo, mencionó que ese mismo año
se publicaron siete libros suyos.
El escritor contó que tuvo acceso a documentos de la ex Unión
Soviética adonde viajó Neruda para consultar respecto de su
cáncer, y los soviéticos le dijeron que su situación era grave.
Pero, al mismo tiempo, su viuda Matilde Urrutia reveló en la
prensa de la época que los médicos le habían dicho que podía
vivir seis años más. A esto se suman los testimonios de las
enfermeras que lo vieron en la Clínica Santa María, todas
concuerdan que su deceso se produjo luego que le colocaran una
inyección.
La investigación de Amorós, le permite afirmar que "el poeta
sufrió mucho antes de morir. A lo mejor no lo mataron, concede,
pero el Golpe de Estado fue una verdadera agonía porque él había
conocido la tragedia de España". Añade que para el vate fue muy dramático saber de la muerte
del cantautor Víctor Jara, asesinado y torturado en el entonces
Estadio Chile. La noche del sábado 22 de septiembre tuvo en la
Clínica una "crisis nerviosa" e incluso se desgarró el pijama
gritando "¡Los están fusilando! ¡Los están fusilando!. La prensa
oficial informaba que el poeta estaba agonizando. Neruda se debatía entre quedarse en Chile o viajar al exilio,
como se lo ofreció el embajador de México.
Horas antes, Matilde había intentado calmarlo contándole
trivialidades de Isla Negra y el poeta hizo recuerdos de etapas
felices, sobre todo en Nyon, en Capri. Pero volvió a la realidad
y con mucha firmeza dijo que no se irá de Chile, que él debe
estar con los que sufren, él no puede huir. La muerte de Pablo Neruda recorrió el mundo y nadie puso en
duda que su deceso se produjo como consecuencia de cáncer a la
próstata. No hubo autopsia, resalta Amorós en el libro, "porque
no hubo sospechas de homicidio o asesinato".
Las revelaciones de Manuel Araya, que fuera chofer de Neruda,
permitieron iniciar hace cuatro años una investigación judicial
para determinar la causa de muerte del poeta.
"La Clínica Santa María no ha colaborado mucho" en la
investigación que realiza el juez Mario Carroza, señala Amorós.
En el libro detalla que el director del establecimiento se
excusó diciendo que no guardaban fichas médicas. El magistrado
le pidió los nombres de las personas que trabajaban en esa época
y tras obtenerla ordenó que le tomaran declaraciones. Las diligencias se cruzan con las que realiza el juez
Alejandro Madrid, sobre la muerte del ex presidente Eduardo Frei
Montalva, ocurrida en enero de 1982 en el mismo centro clínico.
Madrid pidió a la policía civil indagara acerca de las
relaciones entre la Clínica, el Ejército y los cuerpos
represivos de la dictadura. "El informe policial que le
remitieron verificó que dichos vínculos se remontaban a 'años
atrás', a comienzos de los años 70", señala el libro.
MBA-ADG/MRZ
24/11/2015 21:49
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