ROMA, 24 (ANSA) - "Todo cine es político, aún aquel que dice
no serlo, pero yo no soy panfletario, no quiero dar mensajes ni
influir en el espectador", declarÓ el cineasta chileno Pablo
Larraín, homenajeado por la 10a. Fiesta del Cine de Roma con una
retrospectiva completa de sus cinco largometrajes. Después de "Fuga", "Tony Manero", "Post Mortem" y "No", le
tocó el turno anoche a "El club", ganador del Oso de Plata-Gran
Premio del Jurado en el último festival de Berlín y de próximo
estreno en Italia. "Yo siento la necesidad de tener un espectador activo y no
comparto la desconfianza de algunos directores que le dan todo
servido -declaró Larraín- y por eso trato de transmitirle una
información ambigua que le cause incomodidad y desasosiego". "Es muy bonito este homenaje, sobre todo viniendo de una
ciudad como Roma, donde viví algunos meses como barman, y que es
esencial para el cine que más me interesa", sostuvo. Y agregó: "me es difícil hablar de los directores que han
influido en mi obra porque yo voy por etapas: me gusta el cine
de Wim Wenders y Fritz Lang y el expresionismo alemán y después
paso al italiano con Roberto Rossellini y Pier Paolo Pasolini y
después al francés y al norteamericano".
"En estos momentos, el cine latinoamericano está viviendo un
momento muy importante. Nos relacionamos bien con los directores
del pasado que nos han influido y hemos aprendido a diseñar
mejor nuestras historias para hacerlas más universales", dijo
Larraín. Y siguió: "siento que hemos salido de un tercer mundo aislado
y excluido cuando nuestros países han vuelto a ser, sin complejo
alguno, orgullosos de nuestra propia identidad". "Me interesa mucho el Papa Francisco y sus intentos de
reformar a la Curia romana pero la vieja iglesia, cerrada,
enjoyada y que pone distancia con sus fieles, y la nueva, que
trata de cambiarla acercándose a los creyentes, comparten muchos
valores y ambas temen más a la prensa que al infierno",
prosiguió Larraín. "La Iglesia, a lo largo de su historia, ha intentado siempre
reprimir el deseo humano sin importarle que este explote pero no
hay que confundir homosexualidad con pedofilia, una es una
orientación sexual, la otra es una enfermedad y yo espero que un
día la Iglesia pueda estar en paz con el deseo y deje de
obstinarse a pensar que el único admisible es el destinado a la
reproducción", sostuvo. "El club" -señaló el cineasta - es una protesta contra la
hegemonía de la Alta Definición (HD) que ha aplanado el aspecto
visual del cine. Antes cada país procesaba las películas a su
manera y uno podía adivinar su origen por el resultado visivo,
por el agua que se usaba en los laboratorios, mientras hoy los
chips son todos iguales, fabricados en pocos países y que
provocan esa sensación globalizada de la imagen que yo detesto". Larraín no habló de sus proyectos futuros ("no sé hablar de
las películas que no he filmado") pero sí de su esperado film
sobre los años (1947 a 1949) en los que Pablo Neruda fue buscado
por la policía cuando el partido comunista fue declarado ilegal
en su país y sus dirigentes y simpatizantes apresados y
perseguidos. "Estamos en el final de la postproducción y es una mezcla de
cine policial con una comedia de humor negro" concluyó Larraín,
al mismo tiempo que minimizó el hecho que el festival de Venecia
no premió en el 2010 su film "Post Mortem" que era el más firme
candidato del público y de la crítica. "Los premios son premios y son importantes cuando llegan. Si
no, uno se olvida y pasa a otra cosa" reflexionó.
PN/MRZ
24/10/2015 18:15
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