SANTIAGO DE CHILE, 5 (ANSA)- La viña chilena Matetic, con una
producción de vinos orgánicos sustentable, logró un halago
mundial para su vino EQ Syrah 2012, producido en el valle de San
Antonio, al ganar la medalla de oro en el International Wine
Challenge (IWC) 2015, realizado en Londres. Ubicada a 120 kilómetros de Santiago, sus exportaciones
alcanzarán este año a 44.000 cajas con destino a 32 países de
tres continentes e ingresos por tres millones de dólares. Cada
caja tiene un precio de 40 dólares.
Arturo Larraín, gerente general de la viña, expresó que el
premio ganado en Londres "reafirma que es posible producir vinos
competitivos mediante agricultura biodinámica sin sacrificar
calidad, aprovechando al máximo la expresión del terroir". En un recorrido por la viña, explicó que la agricultura
biodinámica busca "mantener y fomentar la fertilidad natural del
suelo y mantener un equilibrio productivo a través del respeto a
los ciclos naturales". Detalló que "para obtener uvas sanas y de mejor calidad,
hemos prescindido de plaguicidas y de los fertilizantes
sintéticos usando compost y productos naturales y orgánicos
elaborados en la misma viña". Matetic es una de las tres viñas que tienen certificación
orgánica en Chile.
De las 160 hectáreas de viñedos costeros, frente al balneario
de Las Cruces- sorprende avistar pastando a más de 2.000 vacas y
ovejas. "Ellas ganan peso alimentadas con pasto orgánico y nosotros
guano para nuestros procesos de compostaje", aclaró el enólogo
Julio Bastías, para abundar que "es la forma antigua de hacer
agricultura".
"Aplicamos técnicas ancestrales y también un calendario
biodinámico solar y lunar. La agricultura biodinámica es igual a
la energía de la vida: imitamos la naturaleza, promovemos el
compostaje (que elaboramos nosotros mismos) y otras expresiones
vegetales", describió. "Reponemos alimento al suelo a través del compostaje
(utilizando huano y escobajos) y ayudamos al compostaje para que
sea más puro utilizando plantas medicinales. Por ejemplo, flores
de manzanilla, que se secan, se conservan y luego se añaden al
compost. Estas flores permanecen bajo tierra en intestinos y
cachos de animales y luego se usan en la pila de compost para
ayudar a fermentar. Para nosotros, el ideal es no tener
residuos", indicó. El control de plagas como la arañita roja de la vid -que se
alimenta de los brotes- se efectúa usando azufre, aceites y
jabón, y la plaga de los llamados burritos se mantiene a raya
con unas 100 gallinas y 100 gansos. La botrytis con una poda
adecuada que permita la acción del viento. Las 16.000 hectáreas de Matetic en los valles de San Antonio
y Casablanca son un entorno cerrado, sin vecinos gracias a
barreras naturales, y que cuentan con un clima templado con
diferencias de hasta 20 grados Celsius en los días de maduración
de las uvas. En un suelo granítico, las parras "crecen en balance" pues se
controla al centímetro la composición de ese suelo y la cantidad
de agua que requiere.
La cepa syrah llegó a Chile desde Australia en los años 90 ó
93 y "nosotros somos los precursores del syrah de clima frío que
es nuestra huella digital", indicó Larraín. El trabajo sustentable de Matetic incluye reciclaje del agua
y uso eficiente de la energía al cual contribuye una bodega
enterrada en el suelo -que tiene incluso un techo con jardín
natural- obra del arquitecto Laurence Odfsell. Esta bodega, con capacidad para 300.000 litros, permite un
flujo 100 por ciento gravitacional de la uva que cae
directamente en los estanques tras dos procesos sucesivos de
selección de racimos y granos. El vino permanece entre 10 y 24
meses en barricas y fudres de madera francesa. La producción de Matetic es de 1.200.000 kilogramos de uvas
con unas 58.000 cajas de 12 botellas cada una.
"Nuestra mayor venta es en Estados Unidos y luego en países
escandinavos que valoran muchísimo la producción orgánica",
relató Larraín, y aseguró que "el costo del manejo de esta viña
orgánica es hoy similar al de una viña tradicional gracias a que
tenemos ahora la experiencia".
MBA-ADG/ACZ
05/09/2015 19:08
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