Por Darío Pignotti
(ANSA) - BRASILIA, 29 DIC - La presidenta brasileña, Dilma
Rousseff, evaluaba hoy la evolución de la crisis en reunión con
su jefe de gabinete, mientras el oficialista Partido de los
Trabajadores (PT) recomendó medidas para recuperar el
crecimiento que suponen más gasto público cuyo aumento es
cuestionado por analistas. Rousseff y el ministro de la Casa Civil, Jaques Wagner, se
reunían este martes en el Palacio del Planalto para considerar
la situación política y económica, así como la estrategia del
gobierno en 2016 cuando se proyecta una recesión del 2,81%,
según un informe divulgado ayer por el Banco Central. Paralelamente la oficina de prensa de la Presidencia anunció
que el aumento del salario mínimo a 880 reales, poco más de 240
dólares, que entrará en vigor a partir del primero de enero. "El gobierno federal da continuidad a su política de
valorización del salario mínimo con un impacto directo sobre 40
millones de trabajadores y jubilados que reciben el piso
nacional", señala el comunicado. "Estamos convencidos de que el aumento del salario mínimo en
más de un 10% contribuye a la política de expansión de la
demanda y por el crecimiento económico", dijo el ministro de
Trabajo, Miguel Rossetto, en diálogo con ANSA. El ministro admitió que el desempleo del 8,9% es uno "de los
problemas serios que hay que resolver, una de las prioridades
que la presidenta Dilma fijó para el gobierno" a partir del
nombramiento del nuevo ministro de Hacienda, Nelson Barbosa. La presidenta sostuvo una reunión de más de tres horas con el
economista Nelson Barbosa en la noche de ayer. Fue la primera celebrada en el Planalto desde que Barbosa, un
funcionario de perfil desarrollista, asumió el cargo el 21 de
diciembre en reemplazo de Joaquim Levy, un ex ejecutivo del
Fondo Monetario Internacional, considerado liberal. La llegada de Barbosa causó preocupación en medios
financieros y empresariales que habían apostado a la gestión de
Joaquim Levy, quien duró apenas 11 meses en su cargo. Levy dejó el gobierno luego de proponer, sin éxito, aumentar
el superávit primario a cerca del 1 % del Producto Bruto en 2015
y repetirlo en 2016, como parte de una política de disciplina
fiscal que consideraba "indispensable" para un programa de
crecimiento "sostenible". La salida de Levy y nombramiento de Barbosa fueron
iniciativas respaldadas por el oficialista PT y el ex mandatario
Luiz Inácio Lula da Silva, líder de esa agrupación. Rui Falcao, presidente del PT, y el senador de esa fuerza
Lindbergh Farias propusieron que el gobierno implemente de
inmediato un paquete de medidas para superar el desempleo,
favorecer la "distribución de renta" y dar impulso al
crecimiento. Para salir de la recesión del 3,6 por ciento con la que
cierra 2015 es necesario, sostienen en el PT, que haya créditos
blandos para la pequeña y microempresa, y un aumento de los
impuestos a las grandes fortunas. Al mismo tiempo se rechazó cualquier reforma laboral y
previsional, como las que están siendo estudiadas por el
gobierno. Ese programa fue recibido en el Planalto con algunas reservas
pues se considera que el gobierno no puede renunciar a la
disciplina fiscal a pesar de su intención de reanimar la
actividad económica. Además de dar respuestas a las expectativas del PT el
gobierno debe aplicarse en a otros frentes de tormenta. Uno de
ellos es el déficit del sector público superó los 19.500
millones de reales, cerca de 4.000 millones de dólares en
noviembre, el más alto desde 2001, según los cálculos divulgados
por el Banco Central. El aumento del déficit opera como una "bomba" de tiempo que
hará aumentar la deuda pública, si el gobierno no controla los
gastos la crisis se "agravará", advirtió hoy el economista Raúl
Velloso.
DCP-ADG/MRZ
29/12/2015 20:58
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