BRASILIA, 31 (ANSA)- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff,
encabezó hoy una reunión de gabinete para analizar la crisis
económica agravada debido a la recesión y concluir el
presupuesto de 2016 que presentará un déficit fiscal, lo cual
puede bajar el rating otorgado por las agencias de riesgo. Rousseff condujo el encuentro celebrado en el Palacio del
Planalto hoy que donde se dio continuidad a los análisis
realizados por ella y funcionarios durante el fin de semana
cuando se evaluó recrear el impuesto al cheque, rechazado por
industriales y banqueros. Si ese gravamen fuera reactivado el gobierno federal y los
estados recaudarán unos 80.000 millones de reales (22,8 mil
millones de dólares) en 2016, y así podrían implementar un
presupuesto sin déficit fiscal. Pero debido al rechazo del empresariado, sumado al de los
líderes del Senado y Diputados, Renán Calheiros y Eduardo Cunha,
en el gobierno prevalecían hoy las opiniones que recomiendan no
apostar en el impuesto al cheque. Ya que en caso de enviar ese proyecto al Legislativo el
gobierno pagaría un costo político alto y sin la seguridad de
que logrará la aprobación de la iniciativa que tiene como
principal defensor al ministro de Hacienda Joaquim Levy. Según trascendió Levy plantea que es inevitable cobrar ese
gravamen porque de no ser así el gobierno enfrentará un déficit
fiscal en 2016 situación que será sancionada con la baja del
rating por parte de las agencias de riesgo. Dado que este año Brasil ya tuvo un retroceso en su
puntación, una nueva baja lo dejaría fuera del rango de los
países que tienen grado de inversión y esto encarecerá la toma
de crédito en el exterior. El Boletín Focus divulgado cada lunes por el Banco Central
reportó hoy que el Producto Bruto Interno tendrá un repliegue
del 2,26 % en 2015 contra un pronóstico de caída del 2,06
publicada la semana pasada, y en 2016 la baja será del 0,40 %. El viernes pasado el estatal Instituto Brasileño de Geografía
y Estadísticas presentó su informe trimestral con una caída del
PBI del 1,9 % que, sumada a la del primero, configura un
escenario de recesión técnica. Uno de los datos centrales del estudio del IBGE fue la
declinación del consumo de las familias en un 2,1 % causada por
el aumento de la desocupación, el aumento de la inflación y el
encarecimiento del crédito. La demanda de las clases medias y bajas fue el motor de la
expansión económica brasileña de los últimos 13 años de gobierno
del Partido de los Trabajadores. Ante ese escenario de encogimiento del mercado interno la
gestión de Rousseff no parece tener a mano una receta para la
recuperación en el corto plazo. Y mientras el ministro de Hacienda Levy defiende retomar el
impuesto al cheque el influyente vicepresidente Michel Temer
opina lo contrario. Es "extremadamente preocupante" que el presupuesto de 2016
arroje un déficit, declaró hoy Temer. Pero reconoció que es preferible que los números estén en
rojo porque esto demostrará que el gobierno procede con
"absoluta transparencia en asuntos presupuestarios, o sea ya no
se maquillan más las cuentas". Esto significa que Temer se opuso al impuesto al cheque y
dejó a Dilma en una disyuntiva entre seguir el consejo de su
ministro de Hacienda o el de su vicepresidente. Entre especialistas tampoco hay una opinión consensuada sobre
por cual camino optar. El economista Regis Bonelli, de la Fundación Getulio Vargas,
dijo hoy que el país "está en el fondo del pozo" y opinó que
la recuperación será "lenta" y podrá lograrse a través de la
reducción de gastos y la llegada de inversiones privadas,
incluso las extranjeras. Al contrario de lo que plantea Regis Bonelli, el economista
Amir Kahir dijo hoy que "el verdadero mal de Brasil son las
exageradas tasas de interés del 14,25 % fijadas por el Banco
Central.
"El pago de las tasas de interés ya consumió el 8 % del PBI
de este año" y si fueran reducidas "drásticamente no habrá
"ningún problema de déficit fiscal" en 2016, subrayó el
economista Kahir.
DCP/ACZ
31/08/2015 20:43
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