Por Darío Pignotti
BRASILIA, 21 (ANSA)- El gobierno brasileño afirmó que el país
"no es una república bananera" luego de que Procuraduría de la
República denunció por corrupción al jefe de Diputados, Eduardo
Cunha, principal impulsor del "impeachment" contra la presidenta
Dilma Rousseff. "Brasil no es una república bananera donde hay casos que no
son investigados por la Justicia, y cuando lo son esto causa
inestabilidad" política, declaró el ministro de Justicia, José
Eduardo Cardoso. Consultada sobre las acusaciones sobre su principal enemigo
político, la presidenta Dilma Rousseff evitó abundar en el tema
y se limitó a señalar que no cabe a la Presidencia pronunciarse
sobre lo que sucede en el ámbito del Poder Judicial. Fuentes del Palacio del Planalto dijeron que a partir de la
acusación contra Cunha se "debilitó la tesis del impeachment
contra la presidenta", publicó hoy el diario Estado de San
Pablo. El procurador general de la República, Rodrigo Janot,
presentó ayer una denuncia ante la Corte contra Cunha al que
acusa de haber cobrado un soborno de 5 millones de dólares para
facilitar un contrato en la petrolera Petrobras y contra el
senador Fernando Collor de Mello, ex presidente de la república. Considerado como el enemigo político más enérgico de
Rousseff, el congresista Cunha respaldaba la apertura de un
juicio político y obstruyó varios proyectos de ley que el
gobierno considera vitales para superar la crisis económica. "La situación de Cunha es complicada porque la denuncia de la
Procuraduría es muy sólida, al parecer tiene evidencias
consistentes", dijo hoy la periodista Renata Lo Prete, del canal
Globo News. "Los próximos días no serán nada tranquilos porque Cunha me
dijo que no está dispuesto a renunciar al cargo", agregó la
comentarista. "El gobierno está aliviado con el debilitamiento de Cunha, él
era la persona más hostil hacia el gobierno, pero el gobierno
sabe pueden estallar nuevos problemas", completó Lo Prete. A pesar de que las sospechas de corrupción debilitan al mayor
enemigo del Planalto, esta denuncia no significa el fin de la
crisis política de una administración que cuenta con apenas el 8
por ciento de aprobación y el 71 de repulsa. Ochocientas mil personas marcharon el domingo exigiendo el
"impeachment" o la renuncia de Rousseff elegida en octubre del
año pasado por estrecho margen frente al Partido de la
Socialdemocracia Brasileña, del ex mandatario Fernando Henrique
Cardoso. El ministro de Justicia lamentó las "intrigas" que, según su
opinión, estarían siendo urdidas por Fernando Henrique Cardoso,
quien esta semana recomendó a Rousseff que "tenga un gesto de
grandeza" y renuncie al cargo. "¿Que sentido tiene esa intriga de (ex mandatario )Cardoso?
Recordemos que él mismo cuando era presidente (1995-2003) pasó
por crisis en la que se le pedía su renuncia", lanzó el jefe de
Justicia José Eduardo Cardoso. "Yo conozco a la presidenta Dilma desde hace mucho tiempo y
puedo asegurar que pese (al pedido de opositor Cardoso) no hay
la menor posibilidad de que ella renuncie", ponderó el
funcionario. Por su parte Cunha demostró hoy que está dispuesto a
endurecer más su posición mientras sea jefe de Diputados.
Un día después de ser objeto de una acusación ante la Corte el
diputado encabezó hoy un acto en la sede de Fuerza Sindical, la
poderosa agrupación gremial opositora a Rousseff. "No hay ninguna prueba contra mi, esto (acusación) no va a
cambiar mi comportamiento, no hay renuncia, no me van a
amedrentar" dijo hoy Cunha ovacionado por sindicalistas. El diputado Cunha acusó al procurador Rodrigo Janot de actuar
en "complicidad" con Dilma Rousseff para perjudicarlo con un
argumento similar al dado por Collor de Mello, quien acusó al
procurador de haber montado "un festín mediático" con el anuncio
de las acusaciones.
DCP/MRZ
21/08/2015 20:40
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