Por Alberto Ferrari
(ANSA) - BUENOS AIRES, 23 ENE - Los dinosaurios patagónicos
que desde hace algunos días se exhiben -en réplica tamaño
natural- en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva
York, encierran historias de hallazgos fortuitos, disputas
mezquinas y la decadencia de pueblos petroleros, revela un
ensayo de reciente edición en Argentina. Entre los esqueletos que se exhiben en el Museo Americano
figura el "Titanosaurio", el dinosaurio más grande del mundo
descubierto en la provincia argentina de Chubut en 2014, y que
en su primer fin de semana recibió a más de 40 mil visitantes.
Coincidente con la exhibición en Nueva York, en Argentina se
publicó "Gigantes-La guerra de los dinosaurios en la Patagonia"
del periodista Miguel Prenz, que brinda detalles desconocidos
del hallazgo de estos ejemplares y del entorno social donde
están los yacimientos fósiles patagónicos. Prenz revela que el Caypullissaurus Bonaparte le debe a su
apellido al argentino José Bonaparte, su descubridor,
considerado el paleontólogo de dinosaurios más exitoso del
mundo, de acuerdo al ranking de la Universidad de Bristol, Gran
Bretaña. De las casi mil quinientas especies de dinosaurios halladas
en el mundo, veintitrés fueron descubiertas por el octogenario
Bonaparte, un paleontólogo aficionado que no terminó ni la
escuela primaria (básica) en Argentina. Otro ejemplo singular es Rubén Carolini, un mecánico de la
represa hidroeléctrica de El Chocón, que en sus ratos libres
recorría el desierto con un viejo buggy. Fue en una de sus excursiones que en 1993 descubrió el
Tyrannosaurus rex, el dinosaurio carnívoro más grande del mundo
en aquel entonces. Sin embargo, muchos paleontólogos profesionales aún hoy ponen
en duda que un "mecánico con las manos manchadas de aceite",
hubiese protagonizado semejante hallazgo. Jorge Calvo, profesor de la Universidad Nacional de Comahue
(Neuquén), admitió a Prenz que existió "una guerra" entre
paleontólogos que se disputaban el financiamiento para sus
investigaciones y que la lucha "fue encarnizada para superar al
otro". "Ahora estamos mas grandes y nos hemos calmado. Esa guerra
terminó" afirmó Calvo, uno de los afamados paleontólogos
entrevistados por Prenz. Sin embargo, el autor del ensayo publicado por Tusquets,
asegura que "aunque Calvo anuncie el fin de la Guerra del
Dinosaurio, en museos y universidades de todo el país circulan
historias, narradas sin nombres propios, que dan cuenta de celos
profesionales y zancadillas académicas, de traiciones y robos, y
acusaciones falsas y verdaderas" sobre el contrabando de piezas
fósiles hacia Estados Unidos. La provincia de Neuquén -1.250 kilómetros al suroeste de
Buenos Aires- es uno de los yacimientos paleontológicos más
valiosos del planeta, coinciden los profesionales. Neuquén también es una provincia petrolera que creció de la
mano de la empresa estatal YPF que generó poblaciones de
empleados y obreros privilegiados, con altos salarios, viviendas
gratuitas y múltiples beneficios sociales. Pero la bonanza de los trabajadores de YPF se esfumó cuando
la empresa petrolera fue privatizada durante la presidencia de
Carlos Menem (1989-1999)y miles de trabajadores fueron
despedidos. Después, la desocupación, el éxodo y la decadencia se
instalaron en esas poblaciones neuquinas, donde el hallazgo de
fósiles de dinosaurios le devolvieron cierta actividad
productiva, a través de la investigación paleontológica y del
turismo, refleja Prenz en su ensayo.
AEF-ADG/MRZ
23/01/2016 19:16
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