Por Martino Rigacci
BUENOS AIRES, 14 (ANSA)- Sin duda alguna los argentinos están
acostumbrados a las finales de fútbol. Lo mismo no puede decirse
de los debates televisivos donde lo que está en juego en cambio
de una copa es la Casa Rosada. Esto es precisamente lo que ocurrirá mañana por la noche
cuando Mauricio Macri y Daniel Scioli, los protagonistas de las
elecciones presidenciales del 22 de noviembre, se enfrentarán en
un debate crucial en vista de ese balotaje.
El duelo entre el candidato de la coalición de centro-derecha
"Cambiemos" y el representante del peronista Frente para la
victoria ha acaparado la atención de los argentinos. Del tema se habla por las calles y en los medios tanta es la
expectativa por un hecho inédito en la historia de la TV del
país, así como lo es el balotaje para la joven democracia
argentina.
Varios analistas han puesto bajo la lupa a los diferentes
aspectos de la cita: desde las reglas del juego, o sea las
normas que regularán el encuentro, hasta el "look" que los
contendientes elegirán en el intento de seducir a la mayor
cantidad posible de electores, sobre todo a los muchos
indecisos. No por nada la TV es el reino de la imagen, aspecto
que todo político debe saber manejar. Otro tema central es el de las estrategias que los dos
candidatos están preparando para la contienda con el objetivo de
ganar el partido televisivo, o incluso noquear al rival. E
intentando, en el caso que las cosas salgan mal, empatar la
complicada batalla televisiva. Scioli decidirá ir al ataque para revertir así a la mayoría
de los sondeos que lo ven perdedor e intentará mandar a la lona
a Macri? O por el contrario, el candidato del FPV decidirá no
apartarse del camino de la mediación y el equilibrio que son el
sello, según parece imborrable, de su personalidad?
Y Macri? Tras la sorpresa del primer turno del 25 de octubre,
del que salió perdedor en los números pero ganador
políticamente, es probable que el líder de Cambiemos no olvide
ni un minuto que encabeza los sondeos.
Su objetivo será por lo tanto llegar a la recta final de las
elecciones sin patinadas ni errores graves. Habrá que ver si el debate terminará siendo una simple
conversación, una confrontación algo subida de tono o lisa y
llanamente un choque entre dos hombres cuyas carreras tienen
semejanzas tanto en el pasado (ambos son hijos de empresarios y
lo han sido ellos mismos) como en el presente (la política). Pero más allá de esto, el alcalde de la ciudad de Buenos
Aires y el gobernador de esa provincia tienen proyectos, e
incluso visiones del mundo, muy diferentes entre sí. Macri apunta una ruptura -precisamente la voluntad de un
"cambio"-, Scioli en cambio a un programa renovado pero en la
senda trazada en estos últimos doce años por el "kirchnerismo".
Es probable que, como en toda discusión decisiva, el debate
tendrá chispazos, corto circuitos e incluso golpes bajos al
borde del "fair play", junto a fases de diálogo sin excesos
sobre los cuatro temas clave elegidos (desarrollo económico y
humano, educación e infancia, seguridad y derechos humanos,
fortalecimiento democrático). Pese a ser una novedad, la discusión preelectoral cuenta con
un precedente similar y muy reciente. Pocos días antes del primer turno del 25 de octubre, seis
candidatos, entre los cuales el mismo Macri, se enfrentaron en
un debate al que Scioli prefirió no asistir: fue el gran
ausente, aunque paradójicamente terminó siendo el más presente
visto que acaparó las declaraciones, de hecho un mar de
críticas, de los otros presidenciables. Ese debate fue histórico pero tuvo demasiados límites y
reglas pactados, hecho que terminó restándole espontaneidad a
los muy acartonados presidenciables. Habrá que ver si Macri y Scioli lograrán mañana ser más
sueltos, respetando las reglas pero dándole al mismo tiempo más
frescura al encuentro. Algo que es sin duda es posible, pero muy difícil de lograr
porque lo que estará en juego es una final que no tiene
revancha, o sea el ingreso a la Casa Rosada para un mandato
presidencial de cuatro años.
RIG/MRZ
14/11/2015 19:54
|