SAN SALVADOR, 23 (ANSA)- Monseñor Oscar Romero "supo guiar,
defender y proteger a su rebaño", con "una particular atención
con los más pobres y marginales" hasta "identificarse plenamente
con aquel que dio la vida por sus ovejas" al ser asesinado.
De esa manera el Papa Francisco describió al obispo
salvadoreño proclamado hoy beato, en una carta enviada a
monseñor José Luis Escobar, arzobispo de San Salvador y
presidente de la Conferencia episcopal local. Francisco subrayó que Dios "ve la opresión, oye los gritos de
dolor de sus hijos, y acude en su ayuda para librarlos de la
opresión y llevarlos a una nueva tierra, fértil y espaciosa, que
"mana leche y miel". Igual que un día eligió a Moisés para que,
en su nombre, guiara a su pueblo, sigue suscitando pastores
según su corazón, que apacienten con ciencia y prudencia su
rebaño". "En tiempos de difícil convivencia, Monseñor Romero supo
guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al
Evangelio y en comunión con toda la Iglesia. Su ministerio se
distinguió por una particular atención a los más pobres y
marginados. Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el
Santo Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la
gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por
sus ovejas", indicó. Añadió que "en este día de fiesta para la Nación salvadoreña,
y también para los países hermanos latinoamericanos, damos
gracias a Dios porque concedió al Obispo mártir la capacidad de
ver y oír el sufrimiento de su pueblo, y fue moldeando su
corazón para que, en su nombre, lo orientara e iluminara, hasta
hacer de su obra un ejercicio pleno de caridad cristiana". "La voz del nuevo Beato sigue resonando hoy para recordarnos
que la Iglesia, convocación de hermanos entorno a su Señor, es
familia de Dios, en la que no puede haber ninguna división. La
fe en Jesucristo, cuando se entiende bien y se asume hasta sus
últimas consecuencias genera comunidades artífices de paz y de
solidaridad", expuso.
"A esto es a lo que está llamada hoy la Iglesia en El
Salvador, en América y en el mundo entero: a ser rica en
misericordia, a convertirse en levadura de reconciliación para
la sociedad", sostuvo. Y agregó: "Monseñor Romero nos invita a la cordura y a la
reflexión, al respeto a la vida y a la concordia. Es necesario
renunciar a "la violencia de la espada, la del odio", y vivir
"la violencia del amor, la que dejo a Cristo clavado en una
cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para
que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros".
"Él supo ver y experimentó en su propia carne "el egoísmo que
se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que
alcance a los demás". Y, con corazón de padre, se preocupó de
"las mayorías pobres", pidiendo a los poderosos que convirtiesen
"las armas en hoces para el trabajo", afirmó. Francisco explicó que "quienes tengan a Monseñor Romero como
amigo en la fe, quienes lo invoquen como protector e intercesor,
quienes admiren su figura, encuentren en él fuerza y ánimo para
construir el Reino de Dios, para comprometerse por un orden
social más equitativo y digno. "Es momento favorable para una verdadera y propia
reconciliación nacional ante los desafíos que hoy se afrontan.
El Papa participa de sus esperanzas, se une a sus oraciones para
que florezca la semilla del martirio y se afiancen por los
verdaderos senderos a los hijos e hijas de esa Nación, que se
precia de llevar el nombre del divino Salvador del mundo". Y concluyó: "querido hermano, te pido, por favor, que reces y
hagas rezar por mí, a la vez que imparto la Bendición Apostólica
a todos los que se unen de diversas maneras a la celebración del
nuevo Beato".
FD/MRZ
23/05/2015 19:46
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