(ANSA) ROMA - Unos 750 restos arqueológicos regresaron a Italia, repatriados tras la conclusión de una larga negociación con los liquidadores de Symes Ltd, la sociedad constituida de derecho inglesa en liquidación que había pertenecido al marchante de arte, que luego resultó ser un traficante de bienes culturales, Robin Symes, el mismo que había vendido la Venus de Morgantina al Museo Getty.
La devolución es el resultado de un largo y minucioso trabajo, que duró casi 17 años, que culminó en un acuerdo de transacción con los liquidadores de Symes.
Se trató del último acto de procedimientos complejos que involucraron a varios organismos estatales y una colaboración efectiva con la República Helénica, también interesado en recuperar la posesión de cientos de artefactos robados en Grecia.
En total, casi todo el núcleo de los más de 800 hallazgos ha regresado a Italia, datados entre el siglo VIII a.C. y la Edad Media: estatuas, herramientas, vasijas de barro, muebles, sarcófagos, joyas, incluso 26 collares reensamblados para ser vendidos, o elementos decorativos de arreos para caballos, con una gran muestra de elementos de origen etrusco o de la Magna Grecia, cuyo valor se estima en 12 millones de euros.
Otros 71 hallazgos, actualmente en Estados Unidos, serán recuperados en los próximos días por los carabineros de la Protección del Patrimonio Cultural, mientras que un grupo más de fragmentos aún está siendo estudiado por arqueólogos italianos y griegos cuyo origen debe establecerse para poder asignar su restitución a los respectivos Estados.
"Las obras de arte no pueden convertirse en objeto de actividades ilegales o peor, de las arqueomafias: hay que frenar el mercado ilegal", dijo el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, que quiso participar en la presentación de las obras recuperadas.
La "circulación" de las obras de arte, subrayó, "se ve favorecida por las grandes exposiciones y por los intercambios que estamos realizando" con un sistema ya probado que permite a los ciudadanos poder apreciar una oferta cada vez más variada".
Sangiuliano agradeció al núcleo de los Carabineros del Comando de Protección del Patrimonio Cultural y a todos los gerentes y arqueólogos que presidieron las complejas operaciones de recuperación de los hallazgos y curaron la exposición en Castel Sant'Angelo.
Luego lanzó una advertencia: " Lo que se recupera nunca debe terminar almacenado, sino que debe ser llevado a museos o exhibido en otras iniciativas para que el público pueda usarlo de inmediato".
En esta ocasión, la exposición de los hallazgos en Castel Sant'Angelo muestra, entre las piezas más valiosas, una mesa trípode de bronce de un contexto aristocrático del período orientalizante etrusco, dos cabeceras de caballos de desfile del área Appulo-Lucan, dos pinturas funerarias objetos de la zona sur y luego objetos de la época romana, incluyendo algunas cabezas masculinas en mármol de la época imperial.
Afectados por el complejo procedimiento de recuperación de activos, coordinado por la Fiscalía y que resultó en un procedimiento extrajudicial y un caso civil, llevado a cabo en estrecha colaboración con el ministerio de Cultura y el Fiscal General del Estado, también está Grecia, el otro país junto con la Italia saqueada por los traficantes. "Hoy Italia y Grecia, dos países de antigua civilización gravemente afectados por todo tipo de tráfico de bienes culturales, celebran una victoria en una lucha difícil, compleja y duradera contra quienes pretenden apropiarse de su historia y su patrimonio", dijo la embajadora griega Eleni Sourani, quien en materia de "restituciones" reconoció a Italia por haber dado el ejemplo "al devolver el fragmento de Fagan". "La recuperación del patrimonio cultural robado ilícitamente es una de las prioridades de mi programa, protegerlo también significa evitar que nuestro patrimonio sea saqueado por traficantes sin escrúpulos", declaró Sangiuliano.
Por último, elogió el compromiso constante de los Carabineros del Arte "destinados a proteger el patrimonio cultural" italiano, como señaló el general de brigada Vincenzo Molinese, comandante de la división para la preservación del patrimonio cultural.
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