(ANSA) MILAN - El asesinato de Giulia Tramontano, una joven de 29 años embarazada de siete meses, conmocionó esta semana a Italia por la crueldad del crimen.
La italiana, que estaba desaparecida desde el domingo pasado, fue asesinada a puñaladas por su prometido, quien confesó haber asesinado a su pareja y ya está bajo arresto en San Vittore, acusado de homicidio agravado, ocultación de un cadáver y aborto sin consentir.
Alessandro Impagnatiello, de 30 años, dijo que apuñaló repetidamente a la mujer al final de una discusión, que comenzó después de que Tramontano descubriera que su pareja estaba teniendo una relación extramatrimonial con una compañera de trabajo.
Tras haber matado a la joven en medio de la pelea, el italiano intentó en dos ocasiones quemar el cuerpo de Tramontano en la bañera de su casa, pero sin éxito. No satisfecho, el asesino transportó y escondió el cuerpo de la mujer en un terreno baldío en Senago, no lejos de la residencia de la pareja.
Posteriormente, el agresor intentó reunirse con su amante argumentando que el bebé de Tramontano era de otra persona, lo cual no era cierto.
Impagnatiello, que trabajaba como barman en un hotel de lujo en Milán, aseguró a la otra mujer con la que tuvo una aventura que Tramontano se había "ido" y que era un "hombre libre", pero ella desacreditó la versión del hombre y se negó a reunirse con él.
El agresor, que indicó a la policía el lugar donde escondió el cuerpo de Tramontano, confesó el crimen y repitió en varias ocasiones a los agentes que mató a la novia, informe que brindó de manera lúcida y fría.
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