En 2022, el doble de periodistas fueron amenazados en Italia en comparación con el año anterior.
Al mismo tiempo, disminuyó el número de denuncias presentadas a la policía por parte de los amenazados y aumentó el número de demandas por imprudencia y explotación y casos de difamación en la prensa.
Así lo ha anunciado la ONG Ossigeno per l'Informazione, presentando los últimos datos de su observatorio sobre amenazas a periodistas y sobre noticias que generaron violencia.
En los primeros nueve meses de 2022, 564 periodistas fueron amenazados, 100 por ciento más que los 288 en igual período de 2021.
En particular, aumentó la proporción de intimidaciones y amenazas realizadas a través de demandas engañosas o infundadas por difamación en la prensa, resultado de una legislación anacrónica e injusta, que muestra el lado italiano de ese "uso incorrecto del sistema judicial" que limita la libertad de expresión denunciado por la UNESCO en un estudio publicado recientemente.
Estas intimidaciones y amenazas han aumentado proporcionalmente a las agresiones, advertencias y otros métodos violentos. Esta tendencia se confirma con los datos publicados por el Centro de Observación del Ministerio del Interior.
"Oxígeno, dice su presidente, Alberto Spampinato, espera que se eleve la alarma, que esto lleve a una mejor comprensión de esta tendencia e intensificar las actividades para sensibilizar al mundo del periodismo, a las fuerzas políticas, a el Parlamento, el Gobierno, para adoptar las contramedidas apropiadas, cada uno por su parte".
"Es triste -continúa- cerrar 2022 notando que este año también ha pasado sin que no se ha hecho ningún progreso. La Intimidación y amenazas a los los periodistas son innegablemente una enfermedad que debilita la libertad de información y perjudica la participación de ciudadanos en la vida pública".
"Enfermedades desatendidas, no curadas pueden degenerar y producir peor daño al cuerpo. Y es quizás lo que está pasando", concluye Spampinato.
El Centro de Observación del Ministerio del Interior registra las intimidaciones violentas, las que llegaron a la policía y este año registró menos episodios que el año anterior.
"Pero estos datos no dicen que haya habido menos amenazas a los periodistas. Literalmente dicen que menos periodistas han denunciado amenazas contra ellos", sostiene el informe de la ONG.
¿Por qué sucede esto? "Porque confían menos en las autoridades, están más resignados o simplemente tienen más miedo que antes y por lo tanto sufren más a menudo sin reaccionar", agrega.
Lo que sí puede decirse, concluye Ossigeno, es que la disminución de las amenazas registradas por el ministerio del Interior no es una buena noticia, una señala tranquilizadora. De hecho, es una señal más de alarma":
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