El viceministro de Comercio, Wang Shouwen, jefe negociador de Pekín en asuntos internacionales, aseguró al mismo tiempo que la República Popular es capaz de "resistir" el impacto de las perturbaciones externas gracias a una economía "que muestra signos de estabilización", más sólida que unos pocos meses.
El cauteloso optimismo mostrado por Wang, expresado en una rueda de prensa con los medios de comunicación, es la respuesta a la carga de incógnitas relacionadas con el magnate y sus promesas electorales de imponer aranceles del 60% sobre los productos Made in China hacia Estados Unidos.
Las partes "podrán mantener una tendencia de desarrollo estable, saludable y sostenible en sus relaciones económicas y comerciales", hasta el punto de ampliar las "áreas de cooperación" ante una "adecuada gestión de las diferencias".
Wang es uno de los funcionarios mandarines que está más familiarizado con los extensos expedientes estadounidenses, como negociador incansable en el duro tira y afloja comercial chino-estadounidense durante la primera administración Trump.
Los aranceles, advirtió, "solo traerán mayores costos para los consumidores e importadores" y "la historia también ha demostrado que la imposición de aranceles por parte de un país a China no resuelve su problema de déficit comercial".
El Dragón, por el contrario, trabaja en el nuevo modelo de desarrollo económico de "doble circulación", con el mercado interior como primer pilar que tiende a desarrollar un refuerzo mutuo con el exterior.
Los analistas calculan que las sanciones impuestas por el magnate, dirigidas a las exportaciones, podrían provocar una disminución del crecimiento del PIB mandarín de más del 2%. Una enormidad si consideramos los esfuerzos para alcanzar el objetivo de 2024 "de alrededor del 5%".
Mientras tanto, en sus primeras reuniones globales desde la reelección de Trump, el presidente Xi Jinping lanzó una ofensiva diplomática, protegiéndose contra los aranceles entrantes y preparándose para explotar posibles divisiones entre Washington y sus aliados.
En la veintena de reuniones bilaterales celebradas en los últimos diez días, desde Apec en Perú hasta el G20 en Brasil, Xi se ha esforzado en resaltar los contrastes con el mensaje de "Estados Unidos primero" de Trump como defensor del orden comercial global multilateral. A pesar de estar mejor preparada para otro choque con Donald, dado que muchas empresas de alta tecnología dependen menos de las importaciones estadounidenses, China es más vulnerable debido a la grave crisis inmobiliaria que ha lastrado su economía.
Gran parte de la atención del mandarín se ha centrado en el Sur Global para fortalecer el liderazgo, mientras que los lazos con Brasil han aumentado al nivel de "futuro compartido para un mundo más justo y un planeta más sostenible".
Xi también se centró en la expansión de los BRICS y la recuperación de los vínculos con sus vecinos asiáticos, desde India hasta Japón, desde Corea del Sur hasta Australia.
El noviazgo no ha salvado a los países europeos, amenazados por los planes de Trump, pero que también enfrentan crecientes tensiones con Beijing. El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que Berlín trabajaría para mediar en la disputa entre la UE y China sobre los aranceles de Bruselas a la importación de automóviles eléctricos chinos en su reunión con Xi en Río de Janeiro.
En respuesta, Beijing anunció hoy que ampliaría el alcance de su investigación antisubsidios sobre los productos lácteos europeos para cubrir programas adicionales de subsidios de la UE, así como los de Dinamarca, Francia, Italia y los Países Bajos.
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