Este viernes uno de los seis, el político Omar González Moreno, relata en un texto divulgado en sus redes sociales lo que significa estar tras "las rejas invisibles" de una casa donde han tenido que resistir con el consuelo, dice, de no sufrir la suerte de otros de sus compañeros que sí están en las oscuras cárceles del chavismo.
"Vivir asilado en una embajada, para evitar caer en manos de los verdugos del regimen de Maduro en Venezuela, no tiene nada de encantador. Vivir asi encerrado dentro de una embajada es mil veces más terrible de lo que la gente se imagina", dice González, del partido Vente Venezuela.
Los otros asilados son Magalli Meda, quien fuera jefa de la campaña electoral de Machado y de su candidato Edmundo González (hoy asilado en España); Claudia Macero, una joven jefa de prensa de Machado y de la campaña; Pedro Urruchurto, joven politólogo y asesor de Machado para temas internacionales; Fernando Martínez Mottola, un ex ministro de Telecomunicaciones que participó en una remotas negociaciones entre el gobienro y la oposición en Noruega; y Humberto Villlobos, experto en temas electorales.
"Un asilo que, a pesar de las buenas intenciones de quien nos dio refugio, se convirtió en una prisión de rejas invisibles, donde el dolor emocional se agudiza con cada día", escribe González.
Los seis lograron llegar a la residencia del embajador de Argentina en marzo, cuando los perseguían los agentes de Maduro.
El gobierno de ese país les dio el asilo en abril, pero el líder chavista se negó a darles el salvoconducto para que viajaran a Buenos Aires.
"Es el destierro en tu propio país, lo que significa una contradicción dolorosa. Los días se suceden, pero el tiempo parece detenerse", escribe hoy González.
Tras la cuestionada elección presidencial del 28 de julio, en la que la oposición denunció un fraude masivo, el gobierno de Milei fue uno de los primeros en reconocer el alegado triunfo de la oposición, lo que llevó al chavismo a romper las relaciones deiplomáticas y expulsó a los representantes argentinos.
La residencia ha sufrido varios episodios de hostigamiento e intentos de incursión por parte de agentes de Maduro con la intención de llevarse a los asilados, y les han cortado agua y la luz.
Hoy todos los principales colaboradores de Machado y líderes de su partido están prisioneros, en el exilio o escondidos. Ella misma está en la clandestinidad, desde donde intenta matener vivo el menguado movimiento opositor.
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